Aunque las actividades de prospección aún están en curso, las primeras evaluaciones hablan de una tendencia climática caracterizada por la sucesión de fenómenos meteorológicos extremos que impactan en la producción. Así, según esta organización, destacan las heladas de finales de marzo y principios de abril, después de un período invernal generalmente suave en el centro-norte del país; mientras que las altas temperaturas de verano unidas a la falta de precipitaciones han afectado a gran parte del sur de Italia; a lo que suma el devastador fenómeno de los incendios forestales que afectaron a varias zonas olivareras y también a ejemplares de especial valor medioambiental.
“La sequía ha puesto de relieve la diferencia, en cuanto al desarrollo de la aceituna y por tanto de productividad, entre los olivares de secano y los de regadío, destacando la importancia de que es fundamental contar con una adecuada disponibilidad de agua, si es necesario, para ser verdaderamente competitivos, ha subrayado Gennaro Sicolo, presidente de Italia Olivicola.
La organización ha subrayado que las "tan esperadas" primeras lluvias de septiembre y las refrescantes temperaturas de estos días "están dando aliento a las zonas de sequía, permitiendo que el cultivo reaccione en parte". No obstante, ha alertado de que estas condiciones podrían crear un contexto óptimo para la mosca del olivo, "con el agravante de que, a partir de este año, ya no es posible intervenir con dimetoato, un producto larvicida prohibido por la legislación europea que durante años ha permitido a los productores gestionar eficazmente esta plaga".
“Los efectos climáticos y la ausencia de lluvias afectarán a los flujos de producción de esta campaña también desde un punto de vista cualitativo, generando precios variables en los mercados mayoristas. Las almazaras prestarán mucha atención a la selección y compra de las aceitunas”, ha considerado Elia Pellegrino, presidente de AIFO.
En cualquier caso, Italia Olivicola ha precisado que las condiciones climáticas descritas, conteniendo el desarrollo de la mosca del olivo, "nos permiten confiar en una excelente calidad de la producción. Si la mosca superara el umbral de daño en las próximas semanas, podría conducir a una cosecha temprana en algunas áreas, para escapar de los ataques parasitarios y evitar los tratamientos, aunque afectando negativamente a los rendimientos de aceite".
En general, a nivel nacional, según las primeras estimaciones de la red territorial de esta organización, desde un punto de vista cuantitativo la campaña parece igualarse o recuperarse ligeramente respecto al año anterior, rondando las 300.000 toneladas, si bien en las próximas semanas, la tendencia climática y la disponibilidad de agua podrían influir en los resultados de la recolección.
Por el momento, a su juicio, la producción está respaldada por el sur de Italia, especialmente la región de Puglia; y el impacto de otras regiones como Calabria, Sicilia, Basilicata, Abruzzo y Molise también es positivo. Campania y Cerdeña parecen ser las excepciones, cuyas producciones se espera que disminuyan, al igual que en las regiones olivareras del centro: Toscana, Umbría, Lazio y Marche. Por su parte, la zona norte del país registrará los descensos más pronunciados, aunque tendrán poco impacto en la producción nacional.
