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Campaña en Italia: confirman la estimación de 315.000 t. de aceite de oliva

Campaña en Italia: confirman la estimación de 315.000 t. de aceite de oliva

jueves 16 de diciembre de 2021, 13:00h

Una nueva encuesta realizada por el Instituto de Servicio para el Mercado Agrícola Alimentario (Ismea) y el Consorzio Olivicolo Italiano (Unaprol) en relación con la actual campaña de aceite de oliva en Italia confirma la estimación de 315.000 toneladas (+15%) indicada en septiembre.

Según ha informado el Ismea, las lluvias de las últimas semanas han permitido que los frutos se desarrollen mejor en algunas zonas, mientras que en otras, especialmente aquellas donde se recolecta temprano, los daños por la sequía han sido más importantes de lo esperado. A su juicio, esta temporada debería haber sido “abundante” y, sin embargo, está creciendo pero claramente por debajo de las expectativas y el potencial.

En este sentido, este organismo ha destacado que han sido muchos los factores climáticos que han afectado a la producción tales como las heladas primaverales, la sequía estival y la frecuente alternancia de calor y frío que no han favorecido el óptimo desarrollo vegetativo de los olivares. Además, las altas temperaturas del verano y la ausencia prolongada de lluvias han agravado aún más la situación en todas las zonas italianas, especialmente en aquellas sin sistemas de riego.

La situación por áreas geográficas es muy heterogénea y, aunque con importantes diferencias también a nivel de áreas contiguas, los datos disponibles muestran un aumento de la producción en el sur, lo que supone un “signo” positivo para toda la producción nacional. La recuperación está impulsada por Puglia, donde un incremento de la producción del 38% (161.551 t.) respecto a un “pobre” 2020 no satisface a los productores. En las provincias del norte, la recolección ha comenzado tarde respecto al año pasado, por lo que aún existe incertidumbre, especialmente en lo que respecta a los rendimientos que, en las primeras moliendas, se situaron por debajo de la media.

El Ismea ha precisado que lo que ha marcado la diferencia ha sido sobre todo la posibilidad del riego porque las lluvias no han intervenido hasta octubre y las primeras semanas de noviembre para reequilibrar la situación y favorecer el desarrollo del fruto. En el sur de la comarca la situación sigue siendo difícil en las zonas afectadas por la Xylella fastidiosa a pesar de la entrada en producción de algunos nuevos olivares. Mientras tanto, la cosecha está experimentando retrasos de hasta dos y tres semanas debido al aplazamiento de la maduración del fruto e, incluso, en algunas zonas las lluvias continuas impiden la entrada al campo.

En Calabria se estiman cifras positivas (+9%, hasta 35.836 t.), aunque más contenidas que en Puglia. También se espera un buen año en Sicilia (42.605 t., +30%), donde la mayor producción se debe a la normal alternancia y al clima favorable durante el cuajado. Las expectativas se han visto algo reducidas por la sequía unida a la persistencia de altas temperaturas, frenadas, en la medida de lo posible, por el riego de emergencia. Por tanto, las lluvias de septiembre y octubre fueron necesarias aunque afectaron negativamente a los rendimientos.

También en Abruzzo las lluvias otoñales han aportado un nuevo vigor a las aceitunas, por lo que se estima una mayor cantidad que el año pasado (10.290 t., +30%), así como en Basilicata (4.488 t., +13%) y Molise (3.387 t., +20%). En comparación con el resto del sur, Campania tiene una producción estimada más baja que el año anterior (11.093 t., -11%).

Por su parte, las estimaciones en el centro del país son negativas, ya que se esperan importantes reducciones en Toscana (12.550 t., -38%), Umbría (3.962 t., -43%) y Marche (3.025 t., -17%). Lazio es la región de esta zona que mejor ha resistido (17.415 t., +1%), mientras que en el norte la cosecha se considera mala en términos de cantidad. En Liguria se estima, de hecho, una disminución del 30% (3.269 t.), pero en otras regiones la producción parece haberse reducido a más de la mitad en comparación con el año pasado.

El Ismea ha subrayado que al observar los resultados de los últimos 10 años, se detecta una variabilidad extrema de la producción de un año al siguiente ejercicio y una reducción paulatina de la productividad incluso en los años considerados buenos: de 506.000 toneladas en 2012, el nivel más alto del década, a las dos pésimas cosechas de 2014 y 2018 (con una producción de 222.000 t. y 175.000 t., respectivamente), pasando por “decepcionantes” recuperaciones productivas.

En los últimos años, en particular, las fluctuaciones de la producción han ido más allá de la alternancia fisiológica, debido a los eventos climáticos adversos y a las enfermedades que “no siempre se han tratado de manera eficaz”.