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Una estrategia para el olivar de montaña

Una estrategia para el olivar de montaña

Por Antonio Zafra Romero y Raquel Moreno Vicente, técnicos de la Asociación para el Desarrollo del Guadajoz y Campiña Este de Córdoba (ADEGUA) y coordinadores del estudio de caso relativo al aceite de oliva ecológico en las Cordilleras Béticas

miércoles 27 de septiembre de 2023, 12:03h
MOVING es un proyecto dirigido a generar conocimiento e instrumentos que hagan más sostenibles y resilientes a las zonas de montaña de la Unión Europea en las próximas décadas, analizando para ello diferentes cadenas de valor que tienen una influencia social, cultural, ambiental y económica en dichos ecosistemas. En este sentido, urge la puesta en marcha de una estrategia de resiliencia para convertir en reconocimiento y posicionamiento diferenciado el aceite de oliva (ecológico) de montaña por su carácter único y complejo, e integrarlo en las futuras políticas de conservación de las montañas y de desarrollo rural.

El olivar de montaña es antes que nada un sentimiento. Si tuviéramos que ponerle nombre sería el del apego que sucesivas generaciones han tenido hacia unas sierras que los olivos han contribuido a modelar. A base de manos campesinas que plantaron diversas castas de olivo, el olivar de sierra ha permitido alimentar familias, ofrecer sustento al ganado y generar una fuente de recursos económicos esenciales en estas zonas.

A lo largo de más de dos años, y gracias al proyecto europeo MOVING, hemos tratado de profundizar en el conocimiento acerca de las fuerzas, dinámicas, valores, relaciones, actores y prácticas que sostienen este agrosistema con trazas de superviviente.

Un total de 23 socios forman el consorcio liderado por la Universidad de Córdoba en el que la Asociación para el Desarrollo del Guadajoz y Campiña Este de Córdoba (ADEGUA), como miembro del mismo, es responsable del estudio de un caso centrado en el olivar de montaña de las Cordilleras Béticas, prestando atención especial al impacto que tiene en el mismo la producción ecológica. A nivel operativo, este análisis se ha centrado en tres municipios de las Sierras Subbéticas Cordobesas (Carcabuey, Priego de Córdoba y Zuheros), llevando a cabo diferentes aproximaciones al conocimiento de las condiciones de vulnerabilidad y resiliencia de este ecosistema, así como un amplio análisis de la cadena de valor, siempre bajo un enfoque participativo. Para ello se ha constituido una plataforma donde, mediante diferentes vías (entrevistas, reuniones, lectura e intercambio de documentos clave, visitas de campo), se ha conformado un conjunto de conocimientos que parcialmente avanzamos en este artículo. Todo ello se enmarca en un contexto general del estado actual del olivar de montaña andaluz, los escenarios de futuro y unas notas preliminares acerca de algunas medidas recomendadas para abordar una estrategia regional de resiliencia para esta tipología de olivar, que representa en torno al 25% de la superficie total del olivar andaluz y es parte esencial de la identidad y economía de muchos pueblos de la región.

El olivar de montaña en la Subbética Cordobesa

Ya en 1975 la Comisión Europea se refirió a las zonas de montaña y áreas desfavorecidas atendiendo a características tales como la altitud sobre el nivel del mar, pendientes pronunciadas y algunos otros criterios de tipo demográfico y medioambiental.

Sin embargo, no siempre existe consenso a la hora de definir las zonas de montaña ni tampoco el propio olivar en estas áreas. En general se alude al criterio de pendiente superior al 20-25%, aunque entre los participantes de los talleres de MOVING se viene insistiendo al respecto en que debiera considerarse siempre por encima del 25 ó 30%. Esta sería la pendiente a partir de la cual un olivar presenta elementos críticos que dificultan el grado de mecanización óptimo que permite reducir significativamente los costes de producción, siendo a partir de este grado cuando puede hablarse con propiedad de un “olivar tradicional no mecanizable”. Además, en los tres municipios analizados se ha podido constatar la estrecha relación entre la producción ecológica y el olivar de montaña, donde el 76,2% de los olivares ecológicos se ubican en parcelas con pendientes superiores al 20%. Más aún, un 34,7% de éstos se sitúa por encima de pendientes del 30%.

Este tipo de olivar es generalmente una plantación antigua y bien adaptada a las condiciones de la montaña, poco intensiva en cuanto a consumo de recursos y emisión de gases contaminantes, contribuyendo a crear un paisaje en mosaico y a prevenir los incendios forestales. Se caracteriza por la multifuncionalidad y una producción diversificada de biomasa que genera una relación energética equilibrada. Por otra parte, la superficie de olivar se ha mantenido estable durante las últimas décadas en la zona estudiada (61,6% de la superficie total del término municipal de Priego de Córdoba y 52% en Carcabuey), donde la propiedad de la tierra está muy atomizada.

El olivar de montaña representa en torno al 25% de la superficie total del olivar andaluz y es parte esencial de la identidad y economía de muchos pueblos de la región

El sistema de manejo asociado al olivar de montaña se caracteriza por una escasa mecanización y difícil accesibilidad, árboles viejos plantados en un marco irregular y prácticas diferenciadas, configuradas también por los requisitos específicos de la producción ecológica y, en algunos casos, por los criterios de las ayudas públicas. La gestión familiar es muy común en las pequeñas explotaciones de montaña, mientras que en la fase de transformación coexisten diversas formas de negocio: grandes cooperativas que reúnen a miles de socios, algunas pequeñas almazaras familiares, almazaras privadas de tamaño medio y grandes industrias que desarrollan una secuencia completa como molineros, envasadores, distribuidores y comercializadores. Aunque el mercado español de aceite de oliva ecológico está orientado principalmente a la exportación y preferentemente a granel, en los municipios analizados la venta nacional y envasada está ganando peso gracias a la existencia de este variado grupo de empresas. La producción y el consumo de AOVE ecológico está creciendo y los consumidores más concienciados y experimentados pueden propiciar la aparición del AOVE ecológico de montaña como categoría diferenciada.

En la fase de producción destacan una alta movilización de capital humano, la generación de ingresos y la prestación de servicios ecosistémicos. La principal dificultad radica en hacer sostenible la fase de producción, donde los costes están casi siempre por encima del precio de mercado, incluso con la certificación ecológica y el aporte de las ayudas públicas.

La fase de transformación y envasado tiene un notable desarrollo en la zona con la especialización y complementariedad entre actores, así como con las industrias auxiliares. Una mayor eficiencia y sostenibilidad ambiental de los procesos es clave para sostener el futuro.

Sin embargo, en las fases de distribución, comercialización y consumo, el valor añadido generado sale de la zona, favoreciendo en ocasiones a empresas especializadas y en particular a la gran distribución agroalimentaria, en un sistema jerárquico y asimétrico en cuanto a la fijación de precios y el reparto de beneficios.

Una alternativa exitosa

El sistema de producción ecológico en olivares de montaña ha demostrado ser una alternativa exitosa que genera resultados positivos de diferentes maneras. En primer lugar, contribuye a la protección, conservación y regeneración de los suelos, así como a la conservación de la biodiversidad natural. En segundo lugar, concentra un elevado número de variedades locales de olivo, genera un efecto mosaico en el paisaje y evita los incendios forestales. Además, conserva los recursos hídricos y la recuperación de los bancos de semillas autóctonos, y reduce significativamente el aporte de contaminantes al suelo y al agua. Por último, se asocia a un sistema sociocultural vinculado a las pequeñas explotaciones, representando un recurso de atracción turística; su coexistencia con un espacio protegido como un Parque Natural crea una oportunidad para promover objetivos comunes.

El mayor precio del aceite de oliva ecológico es una oportunidad para asegurar la viabilidad económica de los olivares tradicionales no mecanizables, siempre que se mantenga una diferencia apreciable con respecto al precio del AOVE convencional.

El sistema de producción ecológico en olivares de montaña ha demostrado ser una alternativa exitosa que genera resultados positivos de diferentes maneras

Las innovaciones tecnológicas, las agrupaciones de comercialización, las iniciativas de valor diferenciado, los nuevos reglamentos y mecanismos de apoyo, los modelos de gobernanza equilibrados y las interacciones entre los agentes, así como con otras cadenas de valor y sistemas socioecológicos, pueden contribuir a dar solidez a este agrosistema. Existe una actitud positiva hacia la formación y la búsqueda de alternativas por parte de algunos productores y otros facilitadores, al tiempo que se perciben ensamblajes aún débiles con otras cadenas de valor (energía, turismo, alimentación) que promueven la diversificación y la multifuncionalidad del principal recurso que sustenta esta cadena de valor.

La aplicación de la nueva PAC -sobre todo a través de los eco-esquemas-, introduce cambios que si se amplían pueden favorecer a este tipo de olivar, dando lugar a prácticas innovadoras y a una mayor expansión. Asimismo, los centros públicos de formación e investigación como el IFAPA, las Denominaciones de Origen, las empresas cooperativas, los entes locales como el Parque Natural y las entidades sectoriales pueden promover y liderar este apoyo al olivar ecológico de montaña. Existe un consenso político y social generalizado sobre la importancia de mantener vivo este tipo de olivares, pero falta un decidido apoyo por parte de las políticas públicas y un incremento de los precios de venta a partir de una clara exhibición de sus mejores resultados en términos de salud, calidad sensorial, conservación del medio ambiente y fijación de población.

El contexto actual es de múltiples crisis interconectadas en las que la escasez y el encarecimiento de las materias primas y la energía, y sus múltiples efectos sobre el sistema alimentario, apuntan a la necesidad de priorizar la territorialización de la producción y el consumo de alimentos bajo modelos sostenibles. En este sentido, el acoplamiento de este agrosistema de olivar ecológico de montaña con otros sistemas socioecológicos próximos es una vía por explorar para reducir la vulnerabilidad y ganar en resiliencia frente al impacto de estos problemas coyunturales y las consecuencias añadidas del cambio climático.


¿Un enfermo en estado crítico?

Algunos estudiosos del tema como Manuel Pajarón (2023) sitúan al olivar de sierra en la UCI. Sin embargo, este olivar es, por sus características, el más idóneo para liderar un proceso de reconversión generalizada hacia la producción ecológica que permita alcanzar el objetivo de la UE de que el 25% de la superficie agraria sea ecológica en 2030.

Las esperanzas que este olivar de sierra andaluz pudo tener en el Plan Director del Olivar (2015-21) se han visto frustradas. Un Plan que no ha sido implementado y, con ello, algunas líneas estratégicas que podían haber mejorado su situación. En estos días se anuncia la llegada de una nueva Estrategia para el Olivar por parte del Gobierno andaluz, si bien las primeras referencias a dicha Estrategia no han hecho mención de estos olivares que tanto representan para la región.

Por otra parte, iniciativas como la custodia del territorio y la interacción entre olivar de montaña y gestión de espacios naturales protegidos es otro aspecto apenas explorado por más que hayan surgido en los últimos años algunas experiencias e iniciativas privadas y sociales. Sirvan de ejemplo la reciente publicación editada por la Asociación Rural Mediterránea (ARUME) centrada en el olivar de montaña y en la propuesta de alternativas resilientes para el mismo; o la experiencia de conservación y biodiversidad en olivares de montaña desarrollada por la Asociación TRENCA en Les Garrigues.

Escenarios de futuro para el olivar de montaña

Aun dando por hecho la existencia de esta crisis estructural, desde MOVING nos hemos preguntado qué escenarios puede tener por delante este olivar en el horizonte 2050. Tres posibles alternativas se abren. En primer lugar, una rara posibilidad de supervivencia en las condiciones actuales, ciertamente difícil cuando la estructura de estas pequeñas propiedades de manejo familiar no resulta rentable y sus envejecidos titulares cesan en la actividad sin hallar relevo. Surge así una segunda posibilidad que no es otra que el abandono, más o menos ordenado, del cultivo. Esta opción abre camino al cambio de uso de estas parcelas abandonadas incorporándolas con vías imaginativas a la gestión forestal y de otros aprovechamientos (ganadería, setas, caza…) dentro de los espacios naturales. La tercera alternativa no es otra que una reconversión de este subsector hacia producciones sostenibles basadas en sus características diferenciadoras, la valorización en torno a los servicios ecosistémicos que prestan y un posicionamiento de mercado articulado en circuitos locales, venta directa y un marco de relaciones de confianza con los consumidores.

Con matices, y sin desdeñar la amenaza de algunos nubarrones que se ciernen sobre este escenario de resiliencia, los participantes en los distintos talleres y entrevistas que hemos hecho desde MOVING apuestan por la puesta en marcha de una Estrategia para el Olivar de Montaña. Una estrategia de resiliencia para convertir en reconocimiento y posicionamiento diferenciado el aceite de oliva (ecológico) de montaña por su carácter único y complejo, e integrarlo en las futuras políticas de conservación de las montañas y de desarrollo rural. Un instrumento operativo para propiciar ante todo una definición de lo que son los olivares y AOVEs de montaña, su ámbito territorial, la experimentación con manejos adecuados, la captura de información y datos, los mecanismos de seguimiento y resultados, las ayudas públicas asociadas o la integración con otras cadenas de valor, entre otras medidas de acción.

A través de tres talleres, los participantes (productores, investigadores, elaboradores, representantes de diversas entidades como DOPs o dinamizadoras del medio rural) han señalado algunos hitos para alcanzar los logros ligados a esa estrategia, entre otros:

1. Lograr una completa convergencia política respecto a las ayudas de la PAC, reduciendo el número de regiones agronómicas para el cálculo de derechos en nuestro país.

2. Establecer políticas de discriminación positiva a favor de las zonas de montaña y rurales que permitan un desarrollo integrado de las mismas como compensación a los recursos que éstas aportan al conjunto de la sociedad, mayoritariamente urbana.

3. Reactivar de manera urgente los Grupos de Desarrollo Rural (GDR) y las Oficinas Agrarias Territoriales (OCA) como instrumentos que han demostrado su valía para llevar a cabo un verdadero extensionismo rural y que, sin embargo, han visto reducido su papel y recursos.

4. Desarrollar una forma organizativa colectiva para empoderar, articular, representar y dar visibilidad a este sector específico del olivar de montaña.

5. Poner en marcha acciones formativas y educativas junto con el refuerzo de canales cortos y sinergias entre sectores que intervienen en las zonas de montaña.

Finalmente, para conseguir estos hitos se han recomendado algunas pre-condiciones de éxito:

Una clara movilización de hombres y mujeres de las zonas de montaña en favor de una reivindicación certera del rol de las mismas.

La articulación de un fuerte liderazgo local entre los municipios, las DOPs, los GDR, la sociedad civil y los actores clave de la cadena de valor en las zonas de montaña.

La expansión de buenas prácticas medioambientales por parte de las cooperativas y otros actores relevantes del sector.

La emergencia de una voz unificada del olivar de montaña.

El apoyo de las entidades gestoras de los Parques Naturales a la producción sostenible en zonas protegidas.

La traslación de los programas de investigación al terreno con la participación de los pequeños agricultores, además de experimentar con acciones positivas a pequeña escala para comprobar la calidad y eficacia de esta estrategia.

En los próximos meses, y hasta el cierre del proyecto en agosto de 2024, MOVING va a llevar a cabo acciones de intercambio y ajuste de estas propuestas por parte de los 23 socios del proyecto hasta crear una hoja de ruta con estas recomendaciones para su presentación y posterior aplicación por la Comisión Europea.

MOVING recibe financiación del programa de investigación e innovación Horizonte 2020 de la Unión Europea en virtud del acuerdo de subvención nº 862739. El contenido de este documento no refleja la opinión oficial de la Unión Europea. La responsabilidad de la información y los puntos de vista expresados en él recae exclusivamente en los autores.